Por Elida Moreno
CIUDAD DE PANAMA (Reuters) - Panamá decidirá el domingo en las elecciones presidenciales más cerradas de su historia si vuelve a entregar las riendas del país a un conservador o le da una oportunidad a la izquierda para atacar su gran asignatura pendiente: reducir la flagrante desigualdad en medio de una crecimiento menos vigoroso.
Apoyado en la alta popularidad del actual mandatario Ricardo Martinelli, el empresario y ex ministro José Domingo Arias llega a los comicios buscando que por primera vez desde el regreso a la democracia en 1989 un partido gobernante sea reelecto.
Martinelli, promotor de fuertes inversiones en infraestructura y obras públicas durante su gobierno que le ganaron la simpatía de muchos panameños, ha proclamado los logros de su gestión a los cuatro vientos durante la campaña.
Su propia esposa, Marta Linares de Martinelli, es la candidata a vicepresidenta de Arias por el partido Cambio Democrático (CD), algo interpretado por observadores como un intento del mandatario de seguir manejando el poder desde bambalinas después de fracasar en legislar la posibilidad de la reelección.
Por todas las oportunidades de negocio que abre el canal interoceánico y sus políticas amigables con las empresas, Panamá es el destino favorito de los inversores en Centroamérica.
Pero los contrastes siguen siendo brutales. Y dan la bienvenida apenas al llegar a la Ciudad de Panamá, con una larga fila de modernos rascacielos a orillas del Pacífico que culmina en un mar de casas de lámina de humildes pescadores.
Casi una cuarta parte del país vive en la pobreza. A pesar de las obras públicas como el metro de la capital, un millonario proyecto de expansión del Canal y el acelerado crecimiento económico de los últimos años, la bonanza económica generada por el cruce interoceánico no ha alcanzado a todos los panameños.
Muchos están descontentos y eso, sumado a un menor ritmo económico esperado y a un repunte de la inflación, ha ayudado a impulsar al candidato de izquierda en el país, que volvió a la democracia hace 25 años después de la cruenta invasión de Estados Unidos que derrocó al ex dictador Manuel Noriega.
"Al panameño común y corriente le preocupan los altos precios, tener comida en la mesa (...) poder darle a sus hijos una buena educación que hoy no puede darle porque el crecimiento económico no le ha llegado todavía", dijo el analista Marco A. Gandásegui.
Juan Carlos Navarro, un ex alcalde capitalino educado en Harvard del centro izquierdista Partido Revolucionario Democrático(PRD), pelea cuerpo a cuerpo con Arias.
Una encuesta de Ipsos publicada el viernes mostró a Arias cosechando el 34,2 por ciento de las preferencias y a Navarro con el 33,9 por ciento, en un virtual empate.
Cerca de ellos, con un 29,1 por ciento de las preferencias, figura Juan Carlos Varela, candidato del conservador Partido Panameñista y vicepresidente del país que hace dos años rompió con Martinelli pero se mantiene en el cargo debido a que se trata de un puesto de elección popular.
Pero no hay mucha diferencia en sus propuestas. Los tres han hablado de un mayor control a los precios de los productos básicos, ampliar los programas sociales del actual gobierno, construir viviendas y dar becas de estudio a los jóvenes y oportunidades de desarrollo para las mujeres.
Arias aparece con más ventaja sobre sus rivales en algunos sondeos, pero nadie se anima a predecir un resultado.
En Panamá no está prevista una segunda vuelta electoral y gana el que tenga más votos. En las elecciones generales también se renovará el Congreso y las alcaldías.
El tribunal electoral espera dar un resultado preliminar de la elección hacia las 19 hora local (0100 GMT).
INDECISOS PESAN
La economía de Panamá, dolarizada desde hace décadas, ha crecido a un vertiginoso promedio del 8 por ciento del 2006 al 2012, impulsada sobre todo por el sector construcción y la ampliación del canal, lo que ha llevado a consolidar al país como una nación de ingreso medio en contraste con sus vecinos centroamericanos.
Para este año se espera una desaceleración al 7 por ciento, aún una tasa envidiable para gran parte del mundo.
Aunque el tema de la expansión del Canal se mencionó poco en la campaña, el proyecto será clave para que el nuevo gobierno pueda disponer de un fondo especial que se espera sea alimentado con los ingresos extra que dejará la ampliación.
"Podremos tener mucha infraestructura, tener la mejor economía, pero eso no sirve si en la casa nos estamos comiendo un cable", señaló Luis Rodríguez, un enfermero de 26 años que aun no ha decidía su voto y se quejaba de los altos precios de los alimentos.
Panamá es uno de los países más desiguales de Latinoamérica junto con Chile y detrás de Honduras, Colombia, y Brasil, según un ranking del Banco Mundial del 2009.
El 90 por ciento de su numerosa población indígena vive en pobreza extrema aún a pesar de que el Estado ha gastado cifras millonarias en programas sociales, según datos de organismos internacionales.
"Queremos dar un salto cuantitativo en la lucha contra la pobreza, por eso queremos trabajar iniciando dentro de las comarcas indígenas, es como entrar a la pobreza y desde la pobreza salir a encontrar el desarrollo", dijo hace poco Arias, un economista graduado en Argentina, a corresponsales.
En una carrera tan reñida, para cualquiera de los candidatos es clave convencer a los indecisos, que la encuestadora Quantix ubica en un 12,4 por ciento del electorado, que asciende a 2,45 millones de ciudadanos.
A pesar de ser popular, Martinelli ha sido acusado por opositores de otorgar contratos sin licitación a empresas y de nombrar a sus allegados en puestos clave como la Corte Suprema de Justicia, la Procuraduría o la Contraloría (auditoría).
Y en los últimos meses han arreciado protestas sindicales por mejoras salariales.
"Me comprometo con una auditoría 'forense' completa de todas las obras de este gobierno", advirtió en su cierre de campaña el ex activista ambientalista Navarro, quien dijo hace unos meses que el país está gobernado por "maleantes".
(Escrito por Anahí Rama, Editado por Pablo Garibian
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